Recuerdo los nervios y la emoción cuando dije: “Me voy de viaje sola”. Recibí comentarios muy dispares: “¿Cómo te vas a ir sola?” y miradas de cierta pena. Hasta los que me preguntaban: “¿Por qué tienes billete de vuelta? ¡Vete más tiempo!”

La diferencia entre los primeros y los segundos era que unos ya lo habían hecho y otros no. Ya han pasado 7 años desde ese primer sí y no tenía ni idea de todo lo que desencadenaría.

En ese primer viaje sola, confirmé mi amor por el yoga y decidí formarme como profesora, desperté mis ganas de organizar retiros, volví a pintar y sobre todo… Me di cuenta de que cuanto más te conoces, más fácil es darte lo que necesitas y mejores relaciones construyes.

Pero también sé que viajar sola por primera vez da respeto. Y por eso estoy aquí, para que conectes más con la emoción que con el miedo. Porque por mucho que te cuente, hasta que no lo vivas, no vas a saber lo que te está esperando a ti.